El proyecto contempla la rehabilitación tanto de la casa noble, de estilo neoclásico construida entre 1800-1830, y vinculada a la arquitectura militar del arsenal, como de la ampliación proyectada por Julio Galán en 1905.
El nuevo uso al que se destinará el edificio será el de centro cívico que se completará con una segunda fase.
La intervención facilitará una “lectura clara” de la evolución histórica de la edificación, se procederá a la recuperación de los elementos de interés y eliminación de los elementos discordantes.
Una vez eliminados los elementos discordantes, se introducen en el edificio nuevos elementos que permiten la configuración de las estancias y redistribución del programa.
Los nuevos elementos tienen carácter reversible de modo que en el futuro si la edificación necesitase un nuevo uso podrán ser desmontados sin producir daños sobre la edificación catalogada.
En una obra de rehabilitación siempre surgen sorpresas, elementos no previstos, esto que a priori puede parecer un problema, se convierte el proceso de rehabilitación en una tarea ardua y fascinante que nos obliga a estar siempre atentos.
Así, durante el proceso de la obra, apareció la antigua puerta de acceso de carruajes de la edificación original, el pozo que abastecía de agua a la edificación y que se encontraba en la huerta exterior y hoy está en el vestíbulo de entrada, el aljibe central que recogía las aguas en el patio principal, las pequeñas camas de los niños del hospicio que en la actualidad sirven para que la vegetación del patio crezca sobre ellas,…
Nuestro trabajo consiste en integrar lo nuevo con lo viejo, de modo que convivan en armonía y se complementen. Haciendo de estos elementos no esperados una virtud y que se incorporen a la edificación con naturalidad, el pasado de una edificación con historia en la ciudad.
Resulta curioso como un simple lápiz puede dejar en las escamas de zinc una huella tan indeleble. Son los grafittis de los antiguos moradores del hospicio, niños que querían dejar su recuerdo para la posteridad pintando alrededor de las ventanas como si fuese la pizarra de un aula. Un mural con las escamas de zinc en el vestíbulo del edificio rehabilitado los recuerda.
Textos de los niños del Hospicio.
“RECUERDO DE ANGEL DÍAZ VELO 6-7-1935” – “María Manuela Muiños madre de Ramón” – «Recuerdo de los hermanos Manuel Pantín y Ángel Pantín, 28-VI-40» – «Ricardo Vázquez Gómez año 1895 en tiempos de Felipe II, En mis dominios no se pone el sol» – «Esta muela es propiedad de Juan Villadóniga, que la quitó el 30 de septiembre de 1931 (con las pinzas)» – «Recuerdo del asilado José Carballeira Allegue, que entró en este asilo en el año 1927. Lo que más me fastidia en esta casa son los «guisos»: el «caldo». 1936″.
El proyecto contempla la rehabilitación tanto de la casa noble, de estilo neoclásico construida entre 1800-1830, y vinculada a la arquitectura militar del arsenal, como de la ampliación proyectada por Julio Galán en 1905.
El nuevo uso al que se destinará el edificio será el de centro cívico que se completará con una segunda fase.
La intervención facilitará una “lectura clara” de la evolución histórica de la edificación, se procederá a la recuperación de los elementos de interés y eliminación de los elementos discordantes.
Una vez eliminados los elementos discordantes, se introducen en el edificio nuevos elementos que permiten la configuración de las estancias y redistribución del programa.
Los nuevos elementos tienen carácter reversible de modo que en el futuro si la edificación necesitase un nuevo uso podrán ser desmontados sin producir daños sobre la edificación catalogada.
En una obra de rehabilitación siempre surgen sorpresas, elementos no previstos, esto que a priori puede parecer un problema, se convierte el proceso de rehabilitación en una tarea ardua y fascinante que nos obliga a estar siempre atentos.
Así, durante el proceso de la obra, apareció la antigua puerta de acceso de carruajes de la edificación original, el pozo que abastecía de agua a la edificación y que se encontraba en la huerta exterior y hoy está en el vestíbulo de entrada, el aljibe central que recogía las aguas en el patio principal, las pequeñas camas de los niños del hospicio que en la actualidad sirven para que la vegetación del patio crezca sobre ellas,…
Nuestro trabajo consiste en integrar lo nuevo con lo viejo, de modo que convivan en armonía y se complementen. Haciendo de estos elementos no esperados una virtud y que se incorporen a la edificación con naturalidad, el pasado de una edificación con historia en la ciudad.
Resulta curioso como un simple lápiz puede dejar en las escamas de zinc una huella tan indeleble. Son los grafittis de los antiguos moradores del hospicio, niños que querían dejar su recuerdo para la posteridad pintando alrededor de las ventanas como si fuese la pizarra de un aula. Un mural con las escamas de zinc en el vestíbulo del edificio rehabilitado los recuerda.
Textos de los niños del Hospicio.
“RECUERDO DE ANGEL DÍAZ VELO 6-7-1935” – “María Manuela Muiños madre de Ramón” – «Recuerdo de los hermanos Manuel Pantín y Ángel Pantín, 28-VI-40» – «Ricardo Vázquez Gómez año 1895 en tiempos de Felipe II, En mis dominios no se pone el sol» – «Esta muela es propiedad de Juan Villadóniga, que la quitó el 30 de septiembre de 1931 (con las pinzas)» – «Recuerdo del asilado José Carballeira Allegue, que entró en este asilo en el año 1927. Lo que más me fastidia en esta casa son los «guisos»: el «caldo». 1936″.
OBRAS DE CONSERVACIÓN DE PARAMENTOS VERTICALES EN EL SANTUARIO DE NUESTRA SEÑORA DE LAS ANGUSTIAS DE FERROL